HUMILDAD
La personalidad
sencilla es única, sin adornos ni artificios, no le hace falta mostrar sus
posesiones y cualidades porque son evidentes y naturales. La sencillez nos
enseña a saber quiénes somos y lo que podemos.
La persona
humana está dotada de inteligencia,
cualidades y habilidades.
La sencillez
no es pobreza, es tener lo que se necesita pero sin caprichos superficiales. La
sencillez no es suciedad, la pulcritud no está reñida con la humildad del corazón.
La persona
sencilla no se exalta ni menosprecia, aprecia a las personas por lo que son, lo
cual permite un dialogo amable
y una amistad sincera.
La
manifestación más clara de la sencillez se encuentra en el aspecto exterior de
la persona ya que viste con decoro, sin llegar a ser estrafalario y sin dejarse
seducir por la exageración caprichosa de la moda;
los modales distan mucho de ser artificiosos y estudiados especialmente para cada situación concreta, desde la forma de saludar, utilizar los cubiertos, etc.
los modales distan mucho de ser artificiosos y estudiados especialmente para cada situación concreta, desde la forma de saludar, utilizar los cubiertos, etc.
El valor de
la sencillez nos ayuda a superar el deseo desmedido por sobresalir, sentirnos
distinguidos y admirados sólo por la apariencia externa. Nuestro interior,
nuestro corazón es lo que verdaderamente cuenta. Una persona sencilla gana más
corazones.
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